Arteterapia y Feminidad. Ana Barrera y Pilar Jiménez.

Gracias a la arteterapia, nosotras hemos encontrado un medio propio para abordar y expresar los sentimientos que surgen de estas circunstancias. Hemos podido trabajar en nuestra no maternidad desde la emoción, alejándonos del juicio que emite una sociedad en la que se nos impone ser madres como modo natural de vida estructurada.

Si miramos en el diccionario, veremos que la “feminidad” es la “cualidad del femenino” y que el “femenino” a su vez, viene definido (entre otras cosas) como “Dicho de un ser: dotado de órganos para ser fecundado”. 

Pero entonces, nosotras nos preguntamos ¿qué sucede con aquellas mujeres que no tienen útero u ovarios, por ejemplo? ¿significa esto que no son femeninas? ¿y qué hay de las que no consiguen ser fecundadas, a pesar de contar con los órganos necesarios? ¿entran ellas dentro del género femenino o quedan abocadas a estar fuera de esta zona, también?

Tal vez a aquellas mujeres que nunca han tenido problemas con la maternidad (bien porque han podido ser madres sin excesivos problemas o porque no han querido serlo), estas reflexiones les parezcan una perogrullada, pero es muy probable que a cualquier mujer que, como nosotras, haya transitado el espacio de desear ser madre y no poder serlo, sí le hayan surgido cuestiones semejantes. 

Las dudas que genera la maternidad a muchas mujeres (¿es un deseo propio o algo a lo que mi entorno me aboca?), la increíble falta de conciliación que existe entre los deseos y proyectos laborales con la idea de gestar y atender a otro ser humano, el deseo de querer ser madre y verse imposibilitada físicamente o descartada a la hora de adoptar… Todos estos conflictos son diversos y proceden de causas variadas, pero terminan coincidiendo en un mismo punto: la mujer sin hijos. Y desgraciadamente, aún hay un número elevado de gente que considera que la mujer adulta que no es madre es menos mujer y menos femenina. 

Gracias a la arteterapia, nosotras hemos encontrado un medio propio para abordar y expresar los sentimientos que surgen de estas circunstancias. Hemos podido trabajar en nuestra no maternidad desde la emoción, alejándonos del juicio que emite una sociedad en la que se nos impone ser madres como modo natural de vida estructurada.

Por ello, estamos construyendo un espacio donde las mujeres no madres dan voz a sus experiencias, formando una red de apoyo y cuidados. Acompañamos a estas mujeres con recursos creativos, facilitando el contacto con las partes más íntimas y que más necesitan ser escuchadas para traspasar las situaciones surgidas desde la no maternidad.

Ana Barrera  y Pilar Jiménez

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