Hace bastantes años que tengo el privilegio de ser fomadora en la escuela Hephaisto. Puedo decir que es apasionante acompañar a las personas que hacen el camino de devenir arte-terapeutas. Que es el mismo de devenir personas. El arte nos enriquece y da expresión a realidades internas y realidades externas como comunidad. Hay un maravillarse con los múltiples lenguajes de cada uno; espejos de uno mismo. La escuela es un espacio donde crear, sentirse vivo, Donde se para el tiempo y todo se vuelve AHORA.
Alma Segrove