Saberse y sentirse una persona plena está relacionado con una sensación de totalidad, integridad o completud, que va ligada a la propia vida. Va cambiando y se reactualiza con las vivencias internas y las circunstancias externas, por lo que ya de base es un concepto vivo y cambiante.
Esta característica de movimiento y transformación constante es similar a la que mueve nuestro organismo físico. La dificultad de ajustar esas metamorfosis a nivel emocional y mental es lo que va alimentando la sensación de sufrimiento, y en los peores casos las somatizaciones, la enfermedad y el dolor.
Alimentada además por una falsa esperanza de que en esa plenitud no existan momentos difíciles ni expectativas truncadas. Una expectativa tan alta como frágil, ya que cualquier caída o desajuste, cada pérdida y frustración, nos pone de nuevo ante la realidad de ser seres en movimiento, en cambio. De ser seres vivos.
Esta experiencia interna de desajuste la escuchamos de muchas de las personas que se han unido a nuestras propuestas, ya sean talleres o formaciones. A veces la expresan desde la conciencia plena de necesitar tomar partido y responsabilidad personal. En otros casos como una amenaza latente que no llega a encontrar motivos ni razones, pero que está ahí, latiendo por ser atendida.
Esta sensación es tan común como humana, el deseo de volver al origen armónico del que venimos, a la pureza y lo esencial, a la facilidad de fluir y vivir, de tocar esa plenitud que en lo más interno sentimos como posibilidad.
Desde nuestra forma de trabajo vemos a la salud, entendida en el más amplio sentido, que nos llama desde nuestro interior, sin descanso, aún incluso a través de la enfermedad y el dolor, de la tristeza o la angustia.
Nuestra visión integrativa del ser humano, como salud y enfermedad, con alegría y dolor, con luces y sombras, en vibración constante; es la base de nuestra Arteterapia Gestalt, una visión donde tomamos este punto de inflexión como una oportunidad para conocernos, para atender lo que sentimos y tratar de ponerlo a favor de la vida y la salud.
Nos acercamos a la plenitud cuando dejamos de separarnos de esto que también somos.