Esta práctica está dedicada a la exploración de la experiencia interna de cada individuo, su interés reside en descubrir y comprender aquello que mueve a la persona desde adentro.

Creando un clima de silencio y escucha nos entregamos a conectar, sentir y observar imágenes, sensaciones y emociones que vayan emergiendo en el aquí y ahora a través del movimiento.

No se trata de decirle al cuerpo que hacer, sino de posibilitar en el mismo un estado de receptividad y de escucha, mediante una actitud de entrega en oposición a una de control, en el «dejar que algo suceda», o en la experiencia de «ser movid@»

La intención es escuchar internamente y permanecer en una espera abierta..un vacío en el cual algo puede suceder. Esperamos hasta sentir un cambio, al sentirlo empezar lo seguimos hasta donde el impulso nos mueve; es como seguir un camino que se abre por delante a medida que uno lo transita.